

Day and Night
Season 3 Episode 8 | 1h 16m 1sVideo has Closed Captions
Ana breaks up with Alberto. Cristina threatens Velvet’s big show.
Ana breaks up with Alberto, convinced that she needs to take the next step in her life on her own. Cristina threatens Velvet’s big show. Mateo’s ex returns. Rita fears she can’t get pregnant.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Day and Night
Season 3 Episode 8 | 1h 16m 1sVideo has Closed Captions
Ana breaks up with Alberto, convinced that she needs to take the next step in her life on her own. Cristina threatens Velvet’s big show. Mateo’s ex returns. Rita fears she can’t get pregnant.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship-Alberto, ¿qué pasa?
-¿Que don Alberto se acostó con Sara?
-Y ahora se siente como un imbécil, porque mintió, porque lo está pasando fatal.
-Sigues hablando de ellos, ¿no?
-¿De quién si no?
-A ver, Jonás, yo te he dado lo que tú querías, y a cambio tú no le dices a nadie que estoy viviendo aquí.
-No, pero señorita Patricia... -No, no, no.
Seguro que lo entiendes.
Yo tengo planes.
-¿Valentín Alcocer?
-Enrique Otegui.
-¿Este es tu plan?
¿Arreglar tu vida con el dinero de los Alcocer?
-¿No te basta con lo de Ana?
¿También aquí tienes que actuar a mis espaldas?
-Supongo que ya te has encontrado con Enrique.
-¡Soy el director de esta empresa, que no se te olvide!
-No creo que sea el momento ni el lugar.
-Fuiste tú el que robó los bocetos, y dejaste que me echaran la culpa.
Bien, pues he vuelto a las galerías, y no pienso parar hasta dar con el culpable.
-¿Ese era el plan?
¿Trabajar en Velvet para esto?
¿Y qué dice de esto mi padre?
¿O es que él también hace lo mismo?
-¿Le has estado pasando información a tu hermana de las galerías a nuestras espaldas?
-Lo siento, Blanca.
-Vete.
-¿Me está diciendo que no sabe nada de Ana desde ayer por la noche?
-Usted me prometió que cuidaría de ella.
No voy a esperar un minuto más.
Voy a llamar a la policía.
-¿Esperar y ya está?
¿Esperar?
-Tenemos que conservar la calma.
-¿Quieres que me quede contigo?
-No hace falta.
Buenas noches.
-Eres tú quien lo ha hecho mal todo desde el principio.
Tú me engañaste a mí.
Tú engañaste a Ana.
-¡He dicho que te vayas!
-Mi co-diseñadora ha desaparecido de la noche a la mañana.
Nadie tiene noticias suyas, y a don Emilio le va a dar un soponcio.
-Por favor, te estoy pidiendo un poco de humanidad.
-Voy a ser padre.
-Por eso ni te preocupes.
Si ni se va a enterar.
-Pero es su hijo.
-Pero, Cristina, ¿tú no quieres a Alberto con toda tu alma?
Con este hijo seguro que vuelves con él.
-Si mi sobrina ha sufrido algún daño, no me importará quién se lo haya hecho.
Usted será el responsable.
[♪ música jazz] Ana.
[♪ música jazz] [♪ Alba Llibre, Lucio Godoy: "Falling In Love"] [♪ canción en inglés] -¿Qué ha pasado, hija?
¿Qué ha pasado?
¿Qué ha pasado?
-Lo siento.
-¿Pero estás bien?
-Perdóneme.
-El caso es que has vuelto.
[♪ canción en inglés] Voy a... Voy a decirle a todos que has vuelto.
[♪ canción en inglés] -Lo siento.
Lo siento, no quería que las cosas sucedieran así.
Pensaba que te había perdido para siempre.
-No he vuelto por ti, Alberto.
He vuelto por mí.
-Ana, olvídate de lo de Sara, por favor.
-No es Sara.
Es todo.
Llevo toda mi vida soñando con ser quien no soy.
Esperando aquí a que tú vuelvas.
A que me conviertas... en una princesa de esas de los cuentos de hadas.
Y tú mientras tanto vivías, viajabas, conocías otras mujeres.
[♪ canción en inglés] -Mi vida no tiene sentido sin ti, Ana.
-Yo te juro que te amo.
-Y yo a ti.
Y yo a ti.
-Pero no puedo más, Alberto.
Nos estamos haciendo mucho daño.
No podemos seguir así.
Tú además de quererme vivías.
Yo no.
Y no quiero compadecerme de mí.
No quiero convertirme en una mujer que espera toda la vida la felicidad que no llega.
-Ana, te estás precipitando.
-Yo creo que llego tarde.
-Ana, te lo dije en su momento y te lo repito ahora.
Vámonos de aquí, por favor.
-Vas a ser padre, Alberto.
No puedes desaparecer.
-Pero tienes que confiar en mí.
Vamos a ser felices.
-Pero no juntos.
Yo necesito completar mi vida como tú la tuya.
Lo siento.
-Escúchame, por favor.
-Lo siento.
-No te vayas, por favor.
[♪ canción en inglés] -Ana.
-Ana.
-No te esperaba.
-¿Dónde has estado?
¿Estás bien?
[♪ canción en inglés] [golpes en la puerta] -¿Quién es?
-Lucía.
Me he ido de casa.
-Pero Lucía... -¿Puedo quedarme aquí?
-¿Aquí?
-Por lo menos de momento, hasta que pueda reorganizar mi vida.
Por favor, Blanca.
Ahora que he dado el paso no quiero volver atrás.
Eres la única persona a la que puedo acudir.
-Anda, dame esa maleta.
Te buscaremos una habitación.
-Gracias.
[voces indistintas] -¿Ana?
Espéreme arriba, Lucía.
Ahora mismo subo.
Ayer nos tuvo muy preocupados.
La tenía por una persona responsable, Ana.
Su tío ya no está para estos sustos.
-Lo sé, y lo siento, doña Blanca.
-Ana, no debería permitir que sus asuntos personales interfieran en el trabajo.
-No se preocupe.
No volverá a pasar.
Alberto y yo hemos terminado.
Si me disculpa.
[♪ B. Roues, G. Solomon, S. Roues: "Walk Like Thunder"] -Vas a ser madre, Cristina.
Vas a ser... Vamos a ser padres, Cristina.
O sea, voy a ser, voy a ser un buen padre, Cristina.
-Víctor.
-Voy a... Hola.
Bueno, he venido porque... Espero que no te importe.
Es que ayer te vi tan afectada.
-Sí, ayer fue un día horrible.
Muchas gracias por tu ayuda.
-Cristina, ¿estás embarazada?
Ayer vi los análisis.
No es que estuviera fisgando, pero estaban encima de tu mesa, se te cayeron... -Víctor.
-...y los vi.
Bueno, yo lo único que quiero que sepas es que soy un hombre como Dios manda y no pienso dejarte sola.
Y voy a dar la cara frente a a Alberto, y frente a quien haga falta.
Como te dé la nulidad, nos casamos.
-¡Víctor!
Ese hijo no es tuyo.
[♪ música jazz] El hijo que espero es de Alberto.
[timbre de ascensor] Buenos días, Clara.
-Buenos días, Víctor.
-Cristina.
Cristina, eso no puede ser.
-¿Me estás diciendo que no sé cuándo ni con quién me acuesto, Víctor?
Ya estaba embarazada antes de acostarme contigo.
-He puesto en tela de juicio una relación de 15 años por ti.
-Nadie te lo ha pedido.
-Ayer me fui de aquí pensando que iba a ser padre.
Tú sabes la noche que he pasado.
¿Cuándo pensabas decírmelo?
-¿Por qué tendría que contártelo?
-Será mejor que me vaya.
[pasos alejándose] -Víctor.
¿Estás bien?
-Sí, no, bien.
Me vuelvo a Valladolid.
-¿Qué me dices?
-Sí, la ciudad no es para mí, Clara.
No sé, yo estoy bien allí con mis gatos, con mis cosas, con el hechazo de mi madre.
Y que no estoy acostumbrado a trabajar con mujeres.
O por lo menos con estas dos... -Perras en celo.
Que sigue así.
Que sé de lo que estás hablando y te entiendo perfectamente.
Pero tú ni te preocupes porque estas dos, mujeres no son.
-Gracias.
-Que tengas buen viaje de vuelta.
Oye, que ya sabes dónde estamos, ¿eh?
O quién sabe, a lo mejor un día abres la puerta y soy yo que he ido a probar el hechazo de tu madre.
-Bueno, tú llama antes por si acaso.
No vaya a ser que... [ríe] -Adiós.
[♪ música jazz] -¿Sigues enfadada?
-No, Mateo, no es que esté enfadada.
Solo que... -Si llegas a ser tú la que desaparece ayer, me muero.
No podría soportarlo.
Sé que a veces soy un poco... -Un mentiroso compulsivo.
-No, y también... -Un inmaduro.
-Y pienso en... -En ti, solamente en ti y otra vez más en ti.
Porque no vas a madurar jamás.
Y te encanta la etiqueta de ser un machito solterón para toda la vida.
-No, no.
Y pienso que estaría loco si te dejara marchar.
No quiero perderte.
Ayer cuando estábamos buscando a Ana, sentí miedo.
No quiero sentir eso.
Te necesito a mi lado.
Te prometo que nunca jamás me vas a volver a pillar en un renuncio.
Nunca.
Te lo prometo.
Estoy loco por ti.
Y ahora que sabes esto, Clara Montesinos... No, espera, espera, espera.
Ahora que he estado a punto de perderte y por ello vivir en la oscuridad para toda la eternidad... [ríe] quiero pedirte que me ames una vez más.
Que me ames una vez más como si fuera la última vez en mi vida y te prometo, te prometo que será así para siempre.
[♪ Steve Vaus: "Carrie"] -¡Cuánta tela que cortar!
-Sí, pero cuanto antes empecemos, antes acabamos.
Y yo me he apostado mucho con todo esto como para fallar ahora.
-¿Puedo ayudar?
-Uy, pero bueno, ¿y tú quién eres?
¿Y qué has hecho con Lucía Márquez, eh?
A ver, enseña las manos, que seguro que ocultas algo.
-Rita, Rita, Rita, por favor, Rita.
Todo el mundo merece una segunda oportunidad.
Sobre todo si tienen un cuello tan bonito.
Como juegues con mi colección, te lo retuerzo.
[chillido] Que es broma, mujer.
Yo no te lo retuerzo.
Ella te lo retuerce.
[risas] ¿Verdad que sí?
Sí, ella sí.
Ay, me encanta trabajar en equipo.
Y somos el mejor equipo.
Venga, chicas, tenemos tres meses por delante y dos colecciones que terminar.
Manos a la obra.
Llévate este.
[♪ canción en inglés] -¡Ay!
[♪ canción en inglés] -Y no se lo digas a Raúl pero las mejores están contigo.
-¿Y los guantes del vestido de cóctel?
-Terminados de remachar.
Estarán listos para el ensayo general.
-Mi metro.
-Tranquila, todo va a salir bien.
-Tú escucha a la novata, que al final va a ser la que ponga aquí un poco de orden.
-¿Y esa voz tan dulce qué es?
La de mi mujer, ¿no?
-¿Y ese montón de trasto qué es?
¿Mi marido?
-Es que... espero que el desfile de Phillipe Ray sea un éxito, porque a mí me está causando una hernia.
-Primo, llevas toda la mañana quejándote.
Yo no sé cómo se podía encargar de todos los desfiles, vamos, y casi no hemos empezado y ya te estás quejando.
-Pues lo agradezco mucho, chicos.
Y os pido, por favor, que no os vengáis abajo ahora, que queda mucho por hacer y os necesito.
-No, no te preocupes, Ana, si yo estoy entregado, si yo tengo claro que mañana moriré.
Por cierto, Lucía, te ha llegado una carta para ti.
-Sí, ya nos dirás quién es el amante, ¿eh?
Vamos, que a mí la Luisa me hubiese escrito la mitad que te escriben a ti y casados estaríamos.
Ey, pero que nada de dramas, que yo estoy como un tigre con las conquistas.
-Bueno, pues ya nos dirás quién es ese.
-No es importante.
Si me disculpáis, os veo ahora en el taller.
-¿Qué misterio se trae esta?
-A mí me dijo un día que eran de su padre, que quiere ponerse en contacto con ella, pero Lucía no lo quiere ver ni en pintura.
-Qué complicada es la vida, ¿eh?
-Pues hija, sí.
Bueno, os veo luego, que me tengo que ir.
-Nosotras también, que nos está esperando Raúl.
-Venga, primo, que te ayudo.
Venga.
-Vamos.
-¿Y esa sonrisa?
-Uy, perdóname por disfrutar de mi trabajo, pero alguien tiene que hacerlo, hija.
Mírate, neurótica, controladora, la reina del drama.
Pareces yo en mis mejores tiempos.
Alegra esa cara, mira, mira.
Mira cómo ha quedado esta capa, ¿eh?
Y el vestido, está perfecto.
Y esos arreglos, no están nada mal.
No están nada mal.
Un planchadito necesita.
Enhorabuena a las premiadas.
Lucía, ¿dónde está Lucía?
-Aquí, don Raúl.
-Ay, don Raúl.
Ay, no, no, don Raúl, no me llaméis más don Raúl.
Don, don, don, me ponen más años de los que tengo.
A doña Blanca sí le gusta.
¡Doña Blanca!
-¿Sí, don Raúl?
-Venga, por favor.
¿Qué opina de este vestido?
-Que está impecablemente ejecutado.
-Eso es que le encanta.
-Enhorabuena, Lucía, ha hecho un gran trabajo.
-Phillipe, esto significa que mañana va a ser un éxito.
-Ay, Raúl, deje de ponerme nerviosa, por Dios.
-Pero qué nervios ni qué nervios.
Venga, vamos a ver al gran jefe.
Vamos a contarle todo.
-En ese instante, termina la música y Raúl de la Riva, Phillipe Ray.
Dos colecciones que se funden en una sola.
Un final apoteósico que jamás se ha visto en Velvet, ni en Velvet, ni en todo el país.
Bueno, estupendo, ¿no?
¿Qué te parece?
[♪ música suave] Muy buen trabajo, Raúl.
Muy bien, maravilloso.
Te vas superando cada vez más a ti mismo.
Increíble.
-Está bien, me gusta la combinación de la luz con la colección.
Estoy seguro que funcionará.
-Entonces habrá que cerrar cuanto antes una reunión con el iluminador.
-Mateo se encargará.
-¿Cómo?
-A partir de ahora todo lo que necesitéis lo habláis con él, que voy a estar muy ocupado con prensa y clientes.
-¿No te vas a ocupar de la última hora del desfile?
-Confío plenamente en Mateo.
Y tú no me necesitas.
Mateo, ocúpate, por favor.
Y ahora si me disculpáis, tengo un asunto privado que resolver.
-Genial, chicos.
Ana, no te preocupes, hablo con el iluminador y nos reunimos los cuatro.
Raúl, bravo, bravo, bravo.
-Muchas gracias.
[♪ música suave] -¿Se puede saber a qué ha venido eso?
-A nada, estoy ocupado.
Ahora viene un hombre para hablar de la anulidad.
-¿Un hombre?
Alberto, estos misterios que te traes últimamente.
-No son misterios, Mateo.
Tomé la decisión de separarme de mi mujer y la voy a llevar adelante.
Con Ana o sin Ana.
-¿Y se puede saber en qué te va a ayudar ese hombre?
Alberto, vas a tener un hijo de tu mujer.
Hace más de siete meses que has pedido que anularan el matrimonio.
¿Qué es, un mago?
-Si no te importa, Mateo, eso es asunto mío.
[♪ música suave] [timbre] -Don Alberto, ya está aquí la visita que esperaba.
-Hágale pasar, por favor, Clara.
Buenos días, señor Barbé.
¿Le puedo ofrecer una copa?
-Sabe lo delicado de estas situaciones, así que no me gustaría quedarme demasiado rato.
-Muy bien, por favor.
-¿Tiene el dinero?
-Primero me gustaría ver el documento, si no le importa.
Entonces se puede decir que soy un hombre soltero.
-Bueno, antes debo contar el dinero.
-Por favor.
-Ahora sí puedo felicitarle por su soltería.
-Muchas gracias.
-¿De compras?
Debes ser la única que tiene tiempo hoy para probarse perfumes.
-Pues ya podrías comprarme uno, porque últimamente estás de un tacaño.
-¿Tacaño yo?
Pero si te regalo cosas todos los días.
Dime, desde que estamos juntos, ¿qué es lo que me has regalado tú a mí?
-¿Te parece poco?
Desde luego, Mateíto, que estás hecho un materialista.
-Clarita, llevamos más de un año juntos y nunca, nunca me has regalado nada.
Ni una caja de bombones, nada.
-Bueno, pues esta noche te voy a dar la sorpresa de tu vida.
Venga, las llaves.
-¿Con postre incluido?
-El que me gusta es el de la izquierda.
-A las diez.
-¡Cristina!
-¿Bárbara?
¿Qué hacéis aquí?
-Tenemos reunión con Valentín.
-Ah, ¿tenemos reunión con Valentín?
-¿A qué crees que hemos venido si no?
-Pues no lo sé, como siempre tenemos tantas cosas que hacer.
Pues resulta que yo tenía que presentarle la nueva colección de anillos, pero... no puedo ir con las manos vacías.
-Bueno, no te preocupes, ya nos ocuparemos Cristina y yo.
-Pero que esto no sirva para luego quitarme del medio, ¿eh?
-Por favor, pero si lo eres todo para mí.
-¡Qué bien avenidos!
¿Y eso?
-Si vais a empezar a hablar de este tema, mejor os dejo.
-Tu hermano y yo hemos pasado la noche juntos, otra vez.
Ay, si es que no hay nada como unos buenos celos para reavivar la pasión.
Le tengo a mi servicio, es mi esclavo.
Y en todos los sentidos.
¡Estoy agotada, chica!
-No, Bárbara, es mi hermano, no me des detalles, por favor.
-Cristina, ¿sabes que tienes la barriga torcida, verdad?
[♪ música divertida] -Bárbara, esto es absurdo.
Llevo un cojín debajo del vestido.
Estoy embarazada de tres meses, no tengo barriga, ¿qué estoy haciendo?
-Pero que eso es normal en las madres primerizas.
Acuérdate de mí, yo cuando estaba embarazada de Lourditas, hasta los cinco meses parecía una modelo.
Y además tú no estás de tres, tienes que estar de seis.
Así que colócate esto bien, así.
Alegra esa cara y harás suerte en tu reunión con Valentín.
¡Chao, chao!
[♪ música divertida] -Pues no sé por qué no te gusta, a mí me parece una... -Pues porque me parece mucho menos discreto que el otro.
-Pero yo cerraría... -Hola a todos.
-Hola.
¡Uy, menuda sortija!
Todo es poco para... mi futura esposa.
-¡No!
-Ver para creer.
¡Qué callado te lo tenías!
-Ya sabes lo discreta que soy.
-Sin duda, esa es una de tus virtudes.
¿Y para cuándo es el gran acontecimiento?
-Pues... -Pues cuanto antes.
Ya hemos empezado con los preparativos, no hay nada que nos impida casarnos.
¿Verdad, mi amor?
-Sí, mi flor.
-Pues mi más sincera enhorabuena, Patricia.
Valentín.
-Muchas gracias.
-Enhorabuena.
La verdad es que se os ve muy enamorados.
-Bueno, espero que con los años se nos vea tan bien como a ti y a Bárbara.
¿Cuántos años lleváis casados?
-Tres.
Y cinco de novios.
Pero bueno, estamos como el primer día.
-Pues vamos a tener que tomar nota para el futuro.
-Desde luego.
Bueno, ¿qué tal todo por aquí?
¿Cómo van los preparativos para el desfile?
-Viento en popa.
-Os confesaré algo, pero al principio tenía mis reservas en involucrar al negocio familiar en este proyecto, pero... pero Velvet me ha dado muchísimo más de lo que jamás pude soñar.
-Mi amor.
-Sí, la verdad es que te llevas una auténtica joya.
Y nunca mejor dicha.
[risas] -No, no, la joya me la llevo yo.
[risas] -¿Me ponéis al corriente, por favor?
-Por supuesto.
-Ay, Rita, ven.
¿No lo ves muy escotado?
-Que no.
Que lo veo perfecto, ay, las siete veces que me has preguntado.
-Pero mire, yo creo que si lo cogemos un poquito más de aquí... -¿Cómo van los preparativos?
-Don Emilio, por favor, dígale algo, que me está volviendo loca.
-Porque quiero que esté perfecto.
Llevo toda mi vida esperando por esto como para fallar ahora.
-Verás, hija, un artista, cualquier artista, un pintor, un músico, un novelista, un diseñador, puede tardar años en acabar una obra.
Y cuando la termina, ¿qué pasa?
Pues que ya no le pertenece.
Pertenece al público.
Aquí hay una obra terminada y ahí fuera hay un público deseando disfrutarla.
No les hagas esperar más, ¿eh?
Don Mateo se está encargando de las luces, le está quedando todo maravilloso.
-Me hubiera gustado que Alberto se implicara más.
-Ana, fuiste tú la que tomó la decisión, ¿eh?
Y no es momento ahora de arrepentirse.
Tú conoces a alguien que avance mirando para atrás, ¿eh?
-¿Os dais cuenta que mañana a esta hora estará a punto de empezar el desfile?
-Mi profesora de baile suele decir que hay que saber disfrutar con cada uno de los pasos que se da.
¿Usted me concedería unos cuantos, por favor?
[tararea] -Pero bueno, a usted esta mujer le ha cambiado la vida, ¿eh?
Pues yo también quiero apuntarme a clases de baile con mi Pedro, que mueve las caderas como los ángeles.
-No, Rita, no, de ninguna de las maneras.
Usted sabe el aprecio que tengo por su marido y por su primo, ¿no?
¿Verdad?
Pero mis clases de baile son mías, y tanto mi profesora como yo tenemos muy clara cuál es nuestra actitud ante los infantes.
¡No pasarán!
[ríe] -¿A qué da gusto verle así de feliz?
-Sí.
-Ojalá estuviera yo así.
Aún no me puedo creer que Alberto no vaya a estar a mi lado uno de los días más importantes de mi vida.
-Ana... -Y ya sé que fui yo la que rompió, pero... espero no arrepentirme.
-Que todo va a salir bien, ya verás.
-¿El escenario ya está listo?
-Todo bajo control, doña Blanca.
Pedro y Jonás lo están montando desde hace tiempo y ya hemos acordado con don Mateo el diseño de las luces.
-El señor De la Riva está fuera de sí, y no quiere dejar nada para el último momento.
-¿Y usted?
-¿Mmm?
-¿Cómo se encuentra usted?
-¿Yo?
-Sí.
Perdóname, doña Blanca, pero... desde hace algún tiempo estoy echando de menos algo... no sé, algo parecido a una luz que usted tenía y... -Han sido meses de mucho trabajo, don Emilio.
-Confío en que sea solo el trabajo y no alguna pena que ande incordiando por ahí dentro.
-Bueno, como usted bien sabe, no estoy pasando mi mejor momento.
No es fácil recobrar la ilusión.
-No quiero ponerme como ejemplo de nada, pero... aquí estoy.
[risas] Doña Blanca, sé que usted y yo hemos tenido... [carraspea] ...en ocasiones, hemos tenido nuestras diferencias, pero... no quisiera que perdiera usted su confianza en mí.
-Muchas gracias, don Emilio.
-Hasta luego.
[♪ música jazz] -Enhorabuena por el trabajo.
Sin duda se nota que estáis acostumbrados a trabajar contra el tiempo.
-Tenía que salir bien.
Si no, no sería Velvet.
Vendréis al desfile, espero.
-Por supuesto.
No nos lo perderíamos por nada del mundo.
-Sí, pero tenemos que irnos temprano, que al día siguiente volamos a Nice.
-Sí, eso es cierto.
-Señor Alcocer.
-Eh, Valentín, me podéis llamar Valentín, porque vamos a ser familia.
-¿Perdona?
-Que tu hermana y yo... -Nos casamos, Alberto.
Nos casamos.
-Felicidades.
-Dime, ¿qué querías?
-Nada, nada, no es importante.
Hablamos en otro momento.
Esta tarde tienes ginecólogo, ¿verdad?
-Sí.
-Te acompaño y hablamos.
[♪ canción en inglés] -¿Qué te pasa, mi amor?
-Nada.
Nada importante.
-¿Qué?
¿Estás preocupada por el desfile de mañana?
-No, qué va, si... Acabo de estar con Ana y don Emilio en el taller y ha quedado todo espectacular.
-¿Entonces?
-Pues que... Pues que me ha venido el periodo otra vez.
[♪ canción en inglés] -Pero, Rita...
Ya te dije que esto no iba a ser fácil.
-Ya.
-Que esto no es pedir y que te lo den, como en el Pausa.
[♪ canción en inglés] -Pero ya me había hecho ilusiones.
Y además, no te lo quise decir, Pedro, pero... Tenía un retraso de un par de días y... Yo ya pensaba que, que tú y yo... Pero no.
-Uy, mi princesa, que se pone triste.
Si puedes seguir, nos ponemos a ello ahora mismo.
-Pedro... Tengo miedo.
-¿De qué?
-De no poder tener hijos.
A lo mejor no soy apta.
¿No te acuerdas de mi tía Rosita?
Que la pobre se pasó toda la vida pensando que ese mes estaba embarazada y... Nunca pudo tener hijos.
-Rita Montesinos Martín.
-¿Qué?
-Que no digas tonterías.
Que tú eres mi mujer.
Y vas a ser la madre de mis hijos.
Ni una tontería más, por favor.
-¿Y qué haría yo sin ti?
-¿Y yo sin ti?
[♪ canción en inglés] -Estoy tan contenta, Alberto.
No nos lo vamos a creer cuando le veamos la carita, ¿eh?
Perdóname, Alberto, por estar feliz.
-Yo también estoy feliz.
-Pues cualquiera lo diría.
Llevas unos meses irreconocible.
Sé que has roto con Ana.
-Eso no tiene nada que ver con esto.
-Pues yo creo que sí.
Alberto, yo estoy dispuesta a perdonar.
Sobre todo sabiendo que viene un niño en camino.
Mira a Enrique y Bárbara, ¿no podemos ser como ellos?
-¿Enrique y Bárbara?
¿Esos son tus modelos de felicidad ahora?
-Vamos a ser padres, Alberto.
Estar juntos sería tan conveniente... -Para ti.
Conveniente para ti.
Toma.
-¿Qué es esto?
-La anulidad.
Te la quería dar en el despacho, pero había mucha gente y no me pareció oportuno.
-¿Cómo puedes ser tan insensible?
¿Cómo puedes tener la poca vergüenza de darme esto aquí y ahora?
¿Cómo la has conseguido?
-Si algo me enseñaron los Oteguis es que todo se puede comprar con dinero.
-¡Eres un hijo de puta, Alberto!
Voy a tener un hijo tuyo.
-Y yo me voy a ocupar de él, pero no de ti.
No te quiero, Cristina.
-Voy a terminar con esa fulana.
-Cuidado con lo que dices.
-¡Vete!
¡Vete!
¡Que te vayas!
[♪ música suave] -Señora, ¿se encuentra bien?
Venga conmigo.
Acompáñeme.
Siéntese.
Respire.
En su estado tan avanzado, no debería de tener tantas tensiones.
-Lo sé, lo sé.
¿Podría hacer una llamada telefónica, por favor?
-Claro, ¿cómo no?
-Gracias.
¿Podría traerme un vaso de agua, por favor?
-Sí, claro.
[♪ música suave] -¿Hola, es El Crónica?
Soy Cristina Otegui.
Tengo una exclusiva para sus páginas de sociedad.
-Un, dos, cha-cha-cha.
Dos, tres, cha-cha-cha.
Dos, tres, cha-cha-cha.
Dos, tres, muy bien.
Buenas noches.
Siempre tan puntual, don Emilio.
-Y esta vez, hasta ha hecho deberes en casa.
[tararea] -Con razón es mi mejor alumno, pero no se recree tanto que me desmoraliza a los demás.
-Por favor, Inés, por favor.
-Vamos.
-Vamos.
-Vamos a empezar la clase.
Todos en posición, ¿todos listos?
[♪ música movida] A sentir el ritmo.
Dos, tres, cha-cha-cha.
Dos, tres, cha-cha-cha.
Dos, tres.
Al próxima, las chicas, giramos.
[ríe] [♪ música movida] Repetimos.
Uno.
Dos.
Cha-cha-cha.
Dos, tres, cha-cha-cha.
Dos, tres, cha-cha-cha.
Y así es como se baila.
Muy, muy buena clase.
[aplausos] Gracias.
-Inés, no sabe cuánto le agradezco su infinita paciencia para conmigo.
Hasta la próxima clase.
-Emilio, ¿se va?
-Sí, tengo que madrugar.
Mañana tenemos el gran desfile.
-Desfiles y más desfiles.
¿Qué es lo que tengo que hacer para poder tomarme algo con usted después de clase?
[ríe] -Inés, yo le agradezco el gesto de todo corazón, pero estoy seguro de que tiene cosas mejores que hacer que perder su tiempo con un anciano como yo.
-Pero que no es usted quien me está cortejando.
Que soy yo la que le invita a tomar algo, a no ser que no quiera mi compañía.
Que en ese caso tendré que aceptar un no como respuesta.
No me gustaría perder a mi mejor alumno por insistente.
[ríe] ¿Vamos?
-Me cambio.
-Mira que eres pesado, primo.
Sabes que no era el mejor día para dejar a Rita sola.
Y al final se ha quedado, pues, como se ha quedado la pobre.
-Pero si ha sido ella que enseguida te ha dicho que vinieras.
Primo, la Margarita hoy quería leer, y no... Hazme caso que yo de eso sé un rato.
Dos vermouths.
-Mira, mira que eres pesado y cansino con eso.
¿Siempre estás pensando lo mismo?
Que Rita estaba con esos días que tienen las mujeres... -¿Ah, que está con el periodo?
Entonces me tienes que dar las gracias.
Vamos, de la que te has librado.
Por eso estabas así de rabioso esta mañana.
Lo tuyo no es con el trabajo, es con la Margarita.
-No, lo mío es con el trabajo, de verdad.
Que estoy... Estoy, gracias, deslomado.
Cada año un desfile.
Y cada desfile, siete fuegos que apagar.
Estoy cansado, primo.
Cansado.
-¿Pero de qué?
-Pues cansado de que no me valoren.
Que aquí todo el mundo asciende menos el tonto de Porrillos.
-Oye, si lo dices por mí, yo estoy encantado de mi puesto de trabajo.
-Bueno, ¿de quién estamos hablando, de ti o de mí?
Que yo quiero formar una familia.
Quiero darles una buena vida.
Y sobre todo, quiero que mis hijos estén muy orgullosos de mí.
[♪ música jazz] -Primo, no te sigo.
Pero vamos, que si tú quieres un cambio, pues lucha por ese cambio.
Mira, hazte modisto, yo te puedo enseñar.
-No puedo ser modisto, primo.
Sabes que me dan miedo las agujas.
Pero mañana voy a hablar con don Emilio.
Mañana, según le vea por la mañana, le voy a decir: "Don Emilio, quiero esto".
-¿Y por qué esperar a mañana cuando está entrando por esa puerta?
Mírale, con la profesora de baile.
Por eso está tan contento últimamente.
-Ni una palabra a don Emilio, que tengo que pensar muy bien cómo se lo digo.
-Don Emilio, ¿cómo usted por aquí?
-Señores.
-Buenas noches, profesora.
Y perdone por el escándalo de la otra vez.
-De eso hace mucho.
No se preocupe.
La pena fue que no quisieran volver a intentarlo, con la matrícula pagada.
-Es que, ¿sabe?
Los infantes y la constancia no acaban de... -Yo soy muy constante, don Emilio, y sobre todo, aprendo muy rápido.
-Depende de la idea que usted tenga de la rapidez.
-Bueno, yo sé que... -Bueno, nosotros nos vamos, que mañana tenemos un trabajo que pa'qué, ¿eh?
-Sí.
-Pedrito.
Que ustedes lo pasen bien.
-Gracias.
Buenos muchachos en apariencia, porque son insaciables a la hora de agotarme la paciencia.
-Entonces, igual que yo con usted.
[ríe] ¿Qué?
¿Un julepe de menta?
-Lo siento, señorita, pero yo le debo fidelidad al chinchón.
-Pues que sean dos.
-Ajá.
[golpean la puerta] -Me voy.
¿Necesitas algo?
-Descansa, Mateo.
-¿No crees que has trabajado suficiente por hoy?
-Me preocupa que esto salga a la perfección.
-¿Por qué no te vienes a cenar a casa?
-Quiero dejar esto cerrado para mañana.
-Eso me lo dijiste ayer.
Antes de ayer.
Antes de antes de ayer.
Alberto, mírame.
Llevas tres meses torturándote a diario.
¿Dónde está mi amigo?
No sé ni cómo tratarte ya.
-Estoy aquí.
-Entonces vente a cenar a casa, no puedes negarte.
Vamos.
-¿Pero tú no habías quedado para cenar con Clara?
-Es una cena informal, los dos solos.
En casa.
Llego tardísimo.
Me va a echar una bronca, te necesito.
Vamos.
-¿Seguro?
-Claro, ella va a estar encantada.
[♪ canción en inglés] -Ya pensé que iba a tener que cenar sola.
-Hola, Clara.
[resuella] -Don Alberto, qué sorpresa.
[♪ música divertida] -Te hemos traído esto.
-Muchas gracias.
Mateo, ¿podemos hablar un momento a solas?
-Sí, pasa.
Pasa.
-¿Sí?
-No, espera, espera.
Mejor quédate aquí.
-Sí.
[♪ música divertida] -Yo a ti te mato.
-Venía a casa, lo vi solo.
¿Qué iba a hacer?
-Ignorarlo.
Mateo, que iba a ser nuestra noche.
-Y lo va a ser, pero más tarde.
-Ya veremos.
-Míralo.
Pobrecito, está destrozado.
¿Te has puesto de cocinera sexy?
-Mateo.
-Mira, han pasado tres meses.
Pobre.
-¿Y Ana qué?
Te recuerdo que fue él el que empezó la traición.
-Solo intento ayudar a un amigo.
-Si es que, ¿qué le voy a hacer si matarte no puedo?
Pero venga, tráeme algo de ropa por lo menos.
-No.
[ríe] Alberto, dame un minuto.
[♪ canción en inglés] -Raúl, ¿qué haces aquí todavía?
Creía que te habías ido a descansar hace tiempo.
-Aquí por lo menos estoy entretenido.
Porque si me voy a casa voy a estar toda la noche dando vueltas sin poder dormir.
[cremallera se cierra] [♪ canción en inglés] Mañana vienen mi padre y mi madre.
Con tanta expectación que ha levantado el evento, pues que se van a acercar.
Va a ser el primer desfile que ven mío.
Mi padre.
Que no sabes cómo es, Ana.
No me lo puedo creer.
Toda la vida esperando este momento y ahora es que yo no sé si quiero que ocurra.
¿Y si no les gusta?
No sé, ¿y si se avergüenzan de lo que hago?
-Ahora mismo está hablando el miedo, no Raúl De la Riva.
-Raúl De la Riva es la persona más cobarde que te puedas echar a la cara.
-No te creo.
-Es verdad, Ana, es verdad.
Es mucho más fácil salir corriendo a París que enfrentarte a tu padre.
Es mucho más fácil volcarse en el trabajo que luchar por el amor.
Yo también he sufrido mucho.
-Bueno.
Pues eres un cobarde.
Pero el segundo mayor cobarde, porque el primer puesto no me lo quita nadie.
-¿Aún estáis aquí?
-Ay, lo que nos queda.
-Pero podríais tomaros un descanso, ¿no?
-Bueno, éramos pocos y parió la burra.
¿Y tú qué haces aquí?
-No podía dormir.
-Pues ya somos dos.
-Cuatro.
[♪ canción en inglés] -Mi primer desfile, qué nervios.
¿Quién me lo iba a decir?
Has hecho un muy buen trabajo, Lucía.
-Es verdad, tienes unas manos que valen oro.
-Anda ya.
-A ver, que tampoco es que sean las mías, pero... -No le hagas caso.
Que para regalar un piropo esta... -Por favor, con los años que llevo yo en esto, ¿cómo es posible que todavía me siga poniendo tan nervioso en los días previos?
[suspira] -Es la primera vez que me acompañan de vuelta a casa.
Me da la impresión de que me estoy haciendo mayor.
[risas] -No diga tonterías, don Emilio.
Ya les gustaría a muchos hombres de hoy en día tener su espíritu y su energía.
-Bueno, le aseguro que si yo tuviese ahora lo que se tiene en los años mozos, no volveríamos tan temprano.
-Pues qué pena no haberle conocido entonces.
-Ha sido una velada magnífica.
Ahora hay que retirarse.
Mañana tenemos desfile y hay mucho trabajo por hacer.
-Debe ser increíble su trabajo.
Con todas esas modelos y esas clientas ricas.
-No me puedo quejar.
Pero le voy a decir la verdad.
Aquí dentro hay un buen número de muchachas y muchachos magníficos que se dejan la piel día a día para que todo salga bien.
Ellos son los que me motivan.
Y ellos son los responsables de que no me jubile.
-Me pasaría horas escuchándole hablar.
Es tan difícil encontrar a alguien con quien sentirse así.
-Inés, un día, cuando menos te lo esperas, va y aparece.
Aparece una persona.
No, una no.
La persona.
Entonces la música vuelve a sonar, los pies vuelven a deslizarse sobre la pista y el baile continúa.
Aparecerá, créeme.
-Mi vida es muy complicada.
-No he querido ser indiscreto.
-No, no se preocupe.
No se preocupe, don Emilio.
Soy una mujer fuerte.
-No me cabe la menor duda.
-¿Le espero mañana en clase?
No me deje colgada por el desfile, ¿eh?
Además voy a enseñar unos pasos nuevos.
[ríe] -Allí estaré.
-Que lo digo en serio.
Y tenéis que ver a mi tía Angustias avergonzándome encima delante de todo el pueblo.
[ríe] -Pagaría por ver algo así.
-No, no, te aseguro yo que no.
-Pobre Clarita.
Pobre, pobre.
[risas] -Ha sido una cena exquisita, Clara.
-¿Pero te vas ya?
-Sí.
Muchas gracias.
Siento haberos estropeado la velada.
-No, no, que va, pero si al final6 la hemos pasado fenomenal.
-Felicidades.
No era fácil y lo habéis conseguido.
Es una suerte poder envejecer al lado de la persona a la que quieres.
-Venga, Alberto, te estás poniendo melancólico y no te pega nada.
-No, Mateo, lo digo en serio.
Esto es lo que yo quería y no lo conseguí.
-Estás pasando una mala racha, ya está.
-Y para Ana tampoco está siendo fácil.
-Clara, no.
-No, Mateo, puede que Clara tenga razón.
Es posible que Ana no esté pasando un buen momento.
Pero al fin y al cabo fue ella la que puso punto y final a esta relación.
Y no yo.
Hasta mañana, amigo.
[puerta se cierra] -¿Se puede saber a qué ha venido ese comentario?
-Bueno, pues que aquí parece que solo lo está pasando mal una persona.
Y perdona que te diga, pero aquí la que se lleva la peor parte es Ana.
Es ella la que tiene que ver a doña Cristina pasearse con ese bombo por las galerías y aceptar que mientras Alberto le declaraba amor eterno, se estaba acostando con la come hombres esa de Airsa.
¿Qué?
¿De qué te ríes?
-Tú sí que eres una come hombres.
-¿Yo?
Mi amor, al lado de esa yo soy una aficionada y lo sabes.
-¿Y mi regalo?
-Ahora no estábamos hablando de eso.
-No tengo regalo, es eso.
-Sí, sí que lo tienes, pero no te lo mereces.
-Oh.
[♪ música divertida] -Un poco sí te lo mereces.
[♪ música divertida] -Gracias.
-Gracias.
Buenas noches, chicas.
-Buenas noches.
-Bueno, que, que muchas gracias por... por dejarme ser parte de esto, Ana.
-Gracias a ti.
Y me has ayudado mucho.
¿Qué te pasa?
-Nada, que no... -Rita.
-Pues que... que hace ya tiempo desde que Pedro y yo nos casamos y, bueno, pues que eso, que... que quiero quedarme embarazada.
-Pero, Rita, eso es maravilloso.
-Sí, pero no, no lo consigo y... y, y este mes yo pensaba que os iba a dar la buena noticia porque, porque, bueno, tenía un retraso.
Pero hoy me ha venido el periodo.
-A ver, Rita.
Tienes que tomártelo con calma.
Que estas cosas vienen cuando menos te lo esperas.
Ya verás.
-Pero ¿y si, y si no puedo, Ana?
¿Si no puedo tener hijos?
-No, no, no, no te quiero oír decir eso.
A ver, estamos muy cansadas.
Han sido unos meses de muchísimo trabajo y... no te puedes venir abajo.
Además, la amiga llorona soy yo.
No me quites el puesto.
-Sí, tienes razón.
Venga, que, que mañana va a ser un gran día, Phillipe.
-Qué nervios.
-Pero qué nervios ni que nada.
Vámonos a dormir y mañana si quieres te paso a buscar a las ocho.
Que con las horas que son, a lo mejor te quedas dormida.
-¿Estás bien?
-Sí, muchas gracias.
De verdad.
[♪ música suave] -Descansa.
-Tú también.
Hasta mañana.
-Hasta mañana.
[♪ música suave] [♪ música suave] [golpes en la puerta] -¿Preparada para el gran dí...?
¿Qué pasa?
-Estoy muerta de miedo.
-¿Miedo?
¿Miedo de qué?
Has trabajado como una jabata.
Pase lo que pase mañana, hija, quiero que sepas que... no dejaré de estar orgullosísimo de ti.
-Es que no me puedo creer que Alberto y yo estemos tan distanciados.
Le echo de menos.
-Mañana vas a haber cumplido tu sueño.
El tuyo.
Prométeme que lo vas a disfrutar.
Prométemelo.
Ahora... Ahora a descansar.
[puerta se cierra] [bocinas] [♪ música divertida] -¡Ay, mi madre!
¡Ay, mi madre!
¡Pedro!
-¿Qué?
-Pues que nos hemos quedado fritos.
-¿Que qué?
-Despierta.
Una vez que te pido que me despiertes... -El despertador no ha sonado y encima hemos tenido una noche.
-Bueno, bueno, no remolonees.
Hay que llevar tiempo para quejarse.
Que va a ser un día muy largo.
-Por Phillipe Ray.
-Si es que, buenos días.
[inaudible] Perdón, perdón, perdón.
-¿Pero tú no venías a buscarme?
-Sí.
-Menos mal que nos conocemos.
-¿Estás lista?
-Sí.
-Va a ser el mejor día de tu vida, Ana.
-Y lo voy a disfrutar.
Vamos.
Ay, qué nervios.
-Ya verás.
Va a salir todo bueno.
-¿Y eso?
[voces indistintas] -No sé.
Vamos a ver si quieres.
¿Qué pasa?
[voces indistintas] ¿Pero qué es toda esta gente?
-Yo qué sé.
-¿Perdone?
¿Es usted Ana Rivera?
-¿Es usted Phillipe Ray?
[gritos indistintos] -¿Es usted Phillipe Ray?
-¿Es usted la amante de Alberto Márquez?
[gritos indistintos] -¿Pero qué está pasando?
-No sé.
-¿Y toda esa gente, Ana?
-No lo sé, Rita.
Yo qué sé.
Pero lo saben todo.
-Ya, ya.
¿Y ahora qué?
¿Queréis dejar en paz a mi amiga?
¡Eh!
¡No les ha hecho nada!
[gritos indistintos] ¿Qué declaración?
¡Te voy a dar a ti en la cara!
[gritos indistintos] ¡Vamos!
[♪ música triste] Todo va a estar bien, ya verás.
No te preocupes, Ana.
-"Ana Rivera, la amante de Alberto Márquez".
-Son unos buitres.
-No, Rita, no.
Ana y Alberto sabían perfectamente dónde se metían cuando empezaron esta relación.
-Alberto y yo rompimos hace meses.
Quien haya filtrado esta noticia a la prensa es porque quiere hundir a Phillipe Ray.
-Porque quiere hundirnos, Ana.
Te recuerdo que la colección es conjunta.
¡Conjunta!
-¿Por qué?
¿Qué tiene que ver eso con el desfile?
-Porque esto no vende moda, Lucía.
Esto solo vende escándalo.
Nadie va a querer ponerse el vestido de una querida.
-Ana, ¿podemos hablar en mi despacho, por favor?
-Claro.
-Venga, a seguir trabajando.
-He hablado con todos mis contactos en prensa y parece ser que ha sido una llamada anónima.
-¿Anónima?
Alberto, ha sido Cristina.
¡Maldita la hora...!
-Ana.
Ayer le di la anulidad a Cristina y se puso como una fiera.
Estoy convencido que ha sido ella, pero no tenemos pruebas.
-No sabía que habías seguido adelante con eso.
¿Has conseguido anular tu matrimonio?
-Sí.
[puerta se abre] -¿Interrumpo?
-No, precisamente de ti estábamos hablando.
-¿De mí, o de la mayor cornuda de todo Madrid?
-Mira, Cristina, yo... -Cristina, te lo voy a preguntar solo una vez.
¿Ha sido tú la que has hablado con la prensa?
-Pero qué poca vergüenza.
Esto es el colmo.
-No, el colmo es que seas capaz de anteponer lo personal a lo profesional.
Que esta no es solo mi colección.
Es la colección de la que van a comer todas las familias de Velvet.
-Ni se te ocurra darme consejos de buena samaritana cuando todo el mundo sabe aquí que la única que ha destrozado una familia eres tú.
-¡Cállate!
Hay que tomar una decisión.
O cancelamos el desfile o seguimos adelante.
Vas a ser el blanco perfecto para la prensa.
Es tu colección, tú decides.
-Seguimos adelante.
[♪ música suave] -Buena, la has liado.
-No sé de qué me hablas.
-¿Ah, no?
Pues resulta que tengo un amigo en El Crónica y que es el mismo al que has llamado dándole la exclusiva.
-Alberto ha conseguido la nulidad matrimonial.
Voy a por ella, no lo dudes.
-¿Pero tú estás loca?
¿Qué quieres, hundirnos?
Te recuerdo que hoy se presenta la colección, pero también presentamos las joyas.
-Ya está hecho, Enrique, así que no me sermonees.
-Muy bien, como quieras.
A ver si eres tan clara con Alcocer.
[puerta se abre] -¿Se puede saber qué es esto?
-Eso, Patricia se lo vas a tener que preguntar a tu hermano.
Buenos días, Valentín.
-Me vais a permitir que os diga que esto es una vergüenza.
Cristina, lo siento muchísimo por la parte que te toca, pero nuestra casa de joyas siempre ha estado ligada a la aristocracia y no podemos vernos envueltos en este tipo de escándalos.
-Valentín y yo hemos decidido que nuestra colección de joyas no saldrá junto a la de Phillipe Ray.
-¿Cómo?
Pero eso es una locura.
Está todo Madrid invitado.
-El mismo Madrid que acudirá a nuestra boda.
No pienso permitir que esto arruine mi reputación.
Nuestra reputación.
-Claro.
-¿Cómo hemos podido olvidar la boda?
-Lo siento muchísimo, Cristina, pero el contrato no incluía este lío de faldas.
-Valentín, con todos los respetos, si hoy no presentamos la colección, no podemos ponerla a la venta.
Hay muchísimo dinero en juego y esto nos va a costar muchísimo más.
-Enrique, ya lo has oído.
-Espera, Patricia.
Quizás Enrique tenga razón y no podamos retrasarnos en sacar a la venta la colección.
Os propongo entonces que sigamos adelante con nuestro acuerdo, pero siempre que se plantee un desfile únicamente con nuestras joyas como protagonistas.
-Pero no tenemos tiempo de organizar eso... -Enrique, en eso voy a ser implacable.
¿Qué diría mi madre si la prensa viniera por el morbo de la situación y no por la colección?
Por favor.
-Ya lo habéis oído.
Colección de joyas, sí, pero como única protagonista del desfile.
Tendréis que discutirlo con Alberto.
-No me parece serio que a unas horas de sacar la colección cambiemos todos nuestros planes.
-¿No te parece serio?
Cristina, lo que no es serio es que yo haya convencido a Valentín para formar parte de las galerías y ahora nos encontremos con esto.
¿Nos vamos?
-Sí.
-Te lo dejo, por si quieres echarle un vistazo.
-A cualquiera que llame no pienso hacer ninguna declaración.
Cualquier cosa, les veré a todos en el desfile.
¿Estás segura que quieres hacerlo?
-Alberto, si tienes miedo que las galerías se hundan por... -Yo no he dicho eso.
Voy a apoyar a Phillipe Ray hasta el final.
-¿Y a Ana?
¿También la vas a apoyar a ella?
[♪ música suave] Hace meses que hablo contigo y no te reconozco.
Es como si fueras otra persona.
-Es que soy otra persona.
[♪ música suave] Tú me lo dejaste muy claro, Ana.
Quieres tener una vida tan completa como la mía, ¿no?
Lo que creo que no has tenido en cuenta que mi vida era completa porque tú estabas en ella.
[♪ música suave] Entonces veo que lo tienes claro.
¿No?
[♪ música suave] ¿Quieres seguir adelante con el desfile?
Entonces será mejor que te vayas al taller.
Todavía hay mucho que hacer.
[♪ música suave] -Señorita Rivera, por favor, ¿tiene un minuto?
Solamente será una pregunta.
¿Cuándo empezó su relación con Alberto Márquez?
¿Él sería tan amable de contestarme, por favor?
Solamente le llevará un minuto.
-Usted no puede estar aquí.
Este es un lugar reservado.
Haga el favor.
-Solo estoy haciendo mi trabajo.
-Trabajo.
¡Márchese, o llamo a seguridad!
¡Vamos!
¡Eh!
-Gracias.
-¿Cómo estás?
-Pues mal, no le voy a engañar.
He ido a hablar con Alberto y es todo tan difícil.
-¿Sigues enamorada de él?
Pues puede que sea para toda la vida.
Bienvenida al club, hija.
[ríe] Ana, llevas mucho tiempo luchando para llegar hasta aquí.
Esta noche no puedes ni debes pensar en nada ni en nadie más.
Esta noche es tuya.
Y te la has ganado.
Muy bien ganada, por cierto.
-Gracias.
-¿Cómo lo ve?
-Me da la impresión de que las copas de anoche pesan más que la caja, ¿eh, Pedro?
-No me venga con eso, don Emilio, de verdad.
Si, si yo ya he montado el escenario, he cargado, he descargado, y yo como ya he montado todo lo gordo, pues, yo me podría encargar ya de los papeleos de los proveedores, ¿no?
-Los proveedores son cosa mía, lo sabe perfectamente.
-Sí, pero bueno, yo también lo podría hacer.
No quiero decir que sea algo que, que no, pues yo lo he visto hacerlo miles de veces, yo creo me merezco algo de responsabilidad, ¿no, don Emilio?
-Responsabilidad.
Usted lo que pretende es escaquearse para no limpiar el almacén.
Que hay que ver cómo lo tienen a estas horas.
-No, no, yo no me estoy refiriendo a eso, don Emilio.
-Pedro, Pedro, cuando usted va, yo he vuelto.
He vuelto varias veces.
-¿A dónde?
¿Al almacén?
-Al alma... Pedro, no perdamos más tiempo, por favor.
Cuando termine todo esto, vaya a poner orden al almacén.
-No, don Emilio.
No, esto, esto va a ser una molestia para usted, porque va a molestar lo que yo... [balbucea] O sea, cuando yo le voy a decir una moles... [suspira] Siempre empieza igual.
¿Cuántos años llevo trabajando aquí, don Emilio?
Diez años.
Cargando y descargando cajas.
A mí no se me puede juzgar por mal trabajador, que usted no lo hace, pero solo le voy a hacer una pregunta.
¿Va a ser así el resto de mi vida?
Porque yo no... -Pedro, Pedro, me temo que no ha elegido un buen día para pedir el libro de reclamaciones.
-Bueno, realmente no sé lo que quería decir con esa expresión, pero solo le robo un, un minuto.
¿Usted se acuerda cuando se fue mi hijo Manolito?
Que se fue muy contento, porque él pensaba que... su padre tenía un trabajo muy importante.
Mire, soy un, un nada.
Y eso da mucha vergüenza, mucha vergüenza decírselo a su hijo.
Si usted no me ha dado la oportunidad de mejorar, yo me la tengo que buscar en otro lugar.
Porque tengo que mejorar, ya no para mí, sino para mi familia.
Para que mis hijos estén muy orgullosos de mí, como... Como Ana lo está de usted.
[♪ música suave] Bueno, imagino también que algún día se tendrá que, que jubilar.
-Pedro, de momento, termine con esto, ordene el almacén y ya hablaremos.
[♪ música suave] -¡Cristina!
Menos mal, por Dios, me iba a dar algo.
¿Has traído las joyas?
-No, Raúl.
Los Alcocer han cancelado su participación en el desfile.
No habrá joyas esta noche.
-¿Qué?
-No quieren verse envueltos en el escándalo.
Yo he hecho todo lo que he podido para convencer a Valentín, pero no ha habido manera.
-Seguro, estoy segura de ello.
-Mira, guapa, teniendo en cuenta que tú eres la única culpable de todo esto, no me parece mal que seas tú quien sufra las consecuencias.
-Cristina, has sido tú.
Quieres hundirme, pero no lo vas a conseguir.
Y el desfile de esta noche va a ser un éxito, con o sin joyas.
-Ya estoy viendo los titulares de mañana.
"Triunfante colección de la zorra de Alberto Márquez".
-¡Señoras!
No voy a permitir gritos aquí dentro.
Ni voy a consentir nada que reste importancia a los modelos que vamos a presentar.
-Perdona, tienes razón.
-¡Ay, sí!
¡Mira, doña perfecta!
-Cristina, basta.
Fuera de aquí.
Fuera de aquí ahora.
A trabajar.
[teléfono] -Don Alberto, disculpe, pero el teléfono echa humo.
-Era de esperar.
¿Muchas cancelaciones?
-No, no, no, al contrario, que hay gente preguntando a ver si hay hueco.
Por lo que se ve, la polémica ha levantado más interés.
-Esto es España, lo que vende un buen cotilleo.
Gracias, Clara.
¿Estás bien?
-Sí, tranquilo.
Mateo, yo me encargaré de los medios, pero tenemos que asegurarnos que no va a haber prensa del corazón.
-Bien.
-Esta noche, la protagonista es la moda.
Quiero proteger a Ana de todo esto.
-Ana puede con esto y con mucho más, Alberto.
-Te lo digo, Mateo, el público puede ser muy cruel, pero ella quiere seguir adelante con la colección y así será.
-Estaré atento.
[♪ música jazz] -Esto está más lleno que nunca.
Después de todo, las cosas van a salir bien.
Tranquilo.
Disfruta este momento.
-Voy a avisar a Ana y a Raúl.
-Yo me encargo de las relaciones públicas.
-¿Los has visto?
¿Han venido?
-¿Quién?
-Mis padres, Mateo, mis padres.
-No, no han llegado todavía.
-Dios mío.
-Tranquilízate, Raúl.
-Es como mi pesadilla más recurrente.
Me invitan a una fiesta y aparezco completamente vestido.
-Será desnudo.
-No, vestido, es una fiesta nudista.
-Raúl, tranquilo, tu padre estará orgulloso de ti, ya verás.
-No seas cursi, por favor, tú avísame si llegan.
Hola, ¿qué tal?
Hola.
-Raúl, Raúl.
-Lo siento, es que ahora estoy ocupado.
-Espera, Raúl.
Quería desearte suerte.
Al final ha venido mucha gente.
-Sí.
Te ha salido el tiro por la culata.
-¿Qué?
[suspira] -Fuiste tú, Cristina.
-Te lo ha contado Ana, ¿no?
-No.
Ana no me lo ha contado.
Ana es una señora, no como tú.
-No, Raúl, espera.
-Cristina, solo querías vengarte de ella.
Y te daba igual si con eso hundías mi colección.
Te daba igual si con eso me hundías a mí.
Exactamente igual que el día de tu boda.
Lo único que te importa en este mundo eres tú misma.
-No, pero, Raúl... -Bienvenidos.
Sus asientos están justo aquí, en esta zona.
-Muchas gracias.
-Victoria, está usted preciosa.
[♪ música movida] -¿Y cuál es mi asiento?
[♪ música movida] ¿Qué pasa?
¿Ya no te acuerdas de mí?
-Michelle.
¿Qué haces aquí?
-Me manda mi jefe.
El director de Paris Match no quería perderse la exclusiva.
Y más después de la que se ha montado con Phillipe Ray.
-Claro.
-Cuánto tiempo.
No te queda mal el bigote, ¿eh?
-Lo sé.
-¿Cuánto hace, Mateíto?
¿Diez años?
-Siete.
-¿Siete?
Guau.
-Nos hacemos viejos.
-No te pongas sentimental.
¿Cuál es mi asiento?
[♪ canción en inglés] -La prensa va justo ahí.
-Gracias.
[♪ canción en inglés] -No os esperaba.
-No me extraña.
Qué vergüenza, Alberto.
-No creo que sea el mejor momento de hablar de esto.
Ya me parece bastante desprecio que retiraseis las joyas del desfile en el último momento.
-¿Qué esperabas?
Nos casamos dentro de poco y estamos en el punto de mira.
-Tú siempre pensando en lo tuyo.
-Vámonos.
-Suerte, Alberto.
-¿Dónde está Ana?
-Está revisando un modelo.
-Atacadísima.
-Es normal.
Ha venido todo el mundo.
Tenemos que animarla entre todas.
Va a ser un éxito.
-¡Don Raúl!
Creo que le están buscando.
-¿Quién?
[♪ música suave] ¿Mamá?
[♪ música suave] Está usted guapísima.
-Gracias, hijo.
Qué, qué bonito está todo y, y cuánta gente.
-Sí.
Bueno, esperemos que sigan ahí cuando termine todo.
[ríe] Supongo que padre no habrá venido, ¿no?
-Sí.
-¿Qué me dice?
-Está ahí fuera sentado.
¿Quieres que le llame?
-No.
No, no, no, no.
Todavía tengo que concentrarme un poco más.
Después.
-Hijo... estoy muy orgullosa de ti.
[♪ música emotiva] [ríen] -Bueno, siéntese que va a empezar.
-[inaudible].
Suerte, mi vida, suerte.
-Sí, mamá, gracias.
-Te quiero, te quiero.
-Yo también.
Yo también.
Yo también.
-Estás perfecta.
Vamos.
-Hola, Ana.
Estás guapísima.
-Ay, Raúl.
No lo sé.
Me sube un escalofrío por la espalda.
-Esos son los nervios del estreno y el día que no los tengas, estás acabada.
-¿Sabes lo mejor?
Estrenarme con mi maestro.
-No, con tu amigo.
¿Preparada para deslumbrarles?
-Preparada.
-Pues vamos.
-Vamos.
[aplausos] -Bienvenidos a Velvet.
Por fin presentamos la nueva colección.
Este año especialmente controvertida.
Nunca antes se había conseguido reunir a dos genios de la moda para colaborar en una colección.
Esta noche les pido que abran su mente y que dejen sus prejuicios a un lado.
Lo que van a ver es vanguardia ante todos los sentidos.
Y quizá no todos estén preparados para aceptarla.
Lo que sí que les garantizo que después de esta velada se van a sentir orgullosos porque habrán presenciado un hecho histórico.
Digo histórica porque esta noche se unen dos talentos inigualables.
Por un lado, un genio consagrado, Raúl De la Riva.
Lleva diseñando desde que era pequeño, desde que tuvo la posibilidad de coger un lápiz por primera vez.
Sin embargo, tuvo que largarse lejos de... -Pero ¿qué has hecho, Cristina?
-Fue lo primero que se me ocurrió cuando Alberto me dio la nulidad.
-Ah... Valiente hijo de puta.
-Voy a hundirle la vida a esa cerda igual que ella me la ha hundido a mí.
-Eso está muy bien.
Pero tienes que tener más cuidado, Cristina.
Has estado a punto de perder el proyecto de joyas de las galerías y sin él estás fuera de juego.
A la mínima te van a echar de Velvet.
La venganza es un plato que se sirve bien frío.
-No lo voy a poder soportar.
-Lo que está claro es que has creado mucha expectación con el escándalo.
Así que, este puede ser tu gran fracaso o tu gran victoria.
-Señoras y señores, con todos ustedes, "Noche y Día", por De la Riva y Ray.
[aplausos] [♪ canción en inglés] -¿Estás bien?
-Sí.
-¿Sí?
[♪ Amir Aly: "Too Taboo"] [inaudible] [aplausos] -¡Bravo, bravo!
[aplausos] -Les gusta.
-¡Bravo!
[aplausos] -Vamos.
-Oh, sí.
-¡Que sí, que les ha gustado!
¡Qué bueno!
¡Tío!
Que les ha gustado.
-¡Lo sabía!
¡Lo sabía!
-Gracias.
-Lo sabía, hija.
-Muchas gracias.
Me voy allí a celebrarlo, ¿eh?
-Muy bien.
Pedro.
Pedro, enhorabuena.
Gran parte de esto es mérito suyo, ¿eh?
-Bueno, muchísimas gracias, Don Emilio.
-¿Sabe una cosa, Pedro?
Empiezo a preguntarme... ¿cómo será mi vida de jubilado?
-Perdón.
Si era por lo que he dicho antes... -Un día lo tendré que hacer.
No de momento, ¿eh?
No de momento.
Pero llegado el caso, no creo que encuentre una persona más adecuada que usted para ocupar mi puesto.
Siempre que esté dispuesto a aprender todo lo que tiene que aprender.
-Voy a aprender.
-¿Ah?
-Y del mejor profesor del mundo.
[ríe] Muchas gracias, don Emilio.
[suspira] -Ana Rivera, es momento de presentar a Phillipe Ray.
Vamos.
[aplausos] -Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
[aplausos] -Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
-Bravo.
-Damas y caballeros, les presento a Phillipe Ray.
[aplausos] [♪ canción en inglés] -Pensaba que eras buena persona, Cristina.
Me das asco.
-Yo soy así por ti, Alberto, que te quede claro.
-He escuchado a los clientes, y ellos siempre tienen la razón.
Es lo que usted me dijo toda la vida.
Aposté todo a Phillipe Ray y perdí.
Esa es la única verdad.
-Ana, espera.
-Muerto, Rita.
Muerto como los cerdos en San Martín.
Menudo disgusto tenemos aquí.
-Bueno, madre, si a usted tampoco le caía muy bien.
-No, no, si el disgusto es por la herencia.
-La prensa no deja de llamar... -Mi tío Esterbino, el del pueblo, ha muerto.
Mañana tengo que ir a Puerrillos, al funeral.
-Te dije que esto era algo estrictamente laboral.
-Y yo te digo que la noche es muy larga.
-Doña Carmen, ¿no cree que debería ser la novia quien eligiera su propio...?
-Se trata de eliminar el escándalo, no de crear otro.
-No lo soporto ni a él ni a su madre.
Estoy harta de tener que fingir.
-No sé en qué estaba pensando cuando creé Phillipe Ray.
-Phillipe Ray es lo único que nos queda.
-¿Quieres explicarme de una puñetera vez qué es lo que está pasando aquí?
-El diamante en bruto este año en Velvet es Phillipe Ray.
Quiero comprar las galerías Velvet.
Te doy tres días.
[♪ música movida]
Support for PBS provided by: